22 de diciembre de 2024

Ayacucho: Legado de libertad

El Ministro Cabello resaltó la continuidad de Ayacucho por la lucha de la independencia y la justicia social, que comenzó hace dos siglos y que hoy sigue viva bajo el liderazgo del presidente Nicolás Maduro y el pueblo venezolano

Este lunes, el ministro del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, conmemoró el Bicentenario de la Batalla de Ayacucho destacando su relevancia histórica, que marcó un hito en la lucha por la independencia de América Latina.«Hoy, a 200 años de aquel triunfo, se levantan las banderas de la libertad y las banderas de los pueblos libres, la que fue alzada por el Comandante Hugo Chávez».

«Hablar de Bolívar es hablar sobre Chávez. 20 años apenas tenía el Comandante cuando escribió la carta por motivo de la Batalla de Ayacucho, al calor del momento. Hoy, 200 años después, sus hijos e hijas libramos unas de las batallas más grandes que un pueblo alguno haya dado; es injusto tratar de disminuir las luchas independentistas».

Desde el Panteón Nacional, entregó una ofrenda floral ante el sarcófago que guarda los restos de El Libertador, Simón Bolívar, Cabello enfatizó la valentía y determinación de Bolívar y el Mariscal José Antonio Sucre al enfrentarse al imperio español, el más poderoso de su tiempo.

«Hoy, al igual que nuestros libertadores, nos encontramos en un momento crucial de nuestra historia, enfrentando las arremetidas del imperio estadounidense, defendiendo nuestra soberanía y dignidad».

El alto funcionario resaltó la continuidad de la lucha por la independencia y la justicia social, que comenzó hace dos siglos y que hoy sigue viva bajo el liderazgo del presidente Nicolás Maduro y el pueblo venezolano. «La historia nos enseña que la libertad no es un regalo, sino una conquista que requiere la unión y la resistencia de todos».

En consecuencia, recalcó el excepcional vínculo entre Bolívar y Sucre durante los doscientos años de historia y gloria, edificado y dado en el calor de las batallas más profundas por la patria y las ideas, que eran dominadas por aquellos que se percibían como los señores del mundo en aquel entonces, el imperio español.